martes, 19 de octubre de 2010

Prácticas de escritura en línea. Textos con humor




John Lee es un chino llegado recientemente a Rosario, vive en una pensión en el microcentro de la ciudad. Después de una semana conoció gente y se hizo de algunos amigos; uno de sus supuestos amigos le propuso si quería ayudarlo a realizar una mudanza, John Lee como no entendía  le respondió: sí (en su idioma). Entonces,  llegaron al lugar con el camión del amigo, éste le dijo: “Entrá que ya está todo bien, empezá a cargar todos los electrónicos”….

  • Les proponemos que sigan el cuento: Alejandro More, Eliana Acuña, Mónica Ayala, Karen Bueno y Bárbara Ponde. 3F

Al invitar a Juan Chuletas a comer asado de carne (porque hay de diferentes tipos), KUAK! se dio cuenta de que la carne ya no le atría, era algo carnoso, morado, por dentro verde y por fuera violeta. Oh! rayos –se dijo a sí mismo- he comprobado que no me gusta la carne.  Son de mi agrado las berenjenas, he probado los vegetales. AGUANTEN LOS VEGETALES.YES!
Desde ese entonces nunca más tocó la carne, ahora  degusta  buenos platos de vegetales. A partir de ese momento no es más Juan Chuletas, se llama…..Juan Perejil.

  • Autores: Alejandro More, Eliana Acuña, Mónica Ayala, Karen Bueno y Bárbara Ponce. 3F

domingo, 17 de octubre de 2010

Continuar la historia...con olvidos (Prácticas de Escrituras)

… Acompañé a mi mujer al Shopping y caminé por acá, caminé por allá, caminé por aquel otro lado, hasta que me cansé y me fui a caminar por aquel otro lado, y por aquel otro, hasta que fui por mi coche y me fui. Cuando llegué a mi casa, me di cuenta que me olvidé de mi mujer. Después la fui a buscar al salón de spa y había muchas mujeres con mascarillas con crema, pensé que una de todas esas era mi mujer, me la llevé a casa y luego me di cuenta que ella no era mi esposa cuando le pedí que me preparar mi plato de comida preferido y me hizo sushi, era muy feo.

Autor: Alejandro M



Como todas las mañanas. me levanto y cumplo mi tarea diaria: anotar en pequeños papelitos las actividades diarias que tenía que realizar. Anoté: peinarme, lavarme la cara, cepillarme los dientes, ponerme la ropa, tomar el taxi e ir al médico.

Cumplí todas las acciones, pero al bajar del taxi, pisé un charco y me di cuenta de que había olvidado anotar “ponerme los zapatos“; como resultado me mojé todos los pies, se me cayeron todas las anotaciones. Fue tanta la frustración con la situación que me quedé dormida, en la calle, sobre el charco de agua.

Autora: Florencia D



Después de haber encontrado a mi bastón y mi perro, olvidé en el bar de la esquina mi billetera. Es complicado recordar, porque primero pasé por una tienda de ropas, compré una camisa, pagué y me fui. Seguí caminando, entré a una zapatería y compré dos pares de zapatos, pero cuando salí de la tienda olvidé mi billetera, me di cuenta que al llegar a la esquina me robaron.

Entonces, iba caminando. Como no sabía donde había olvidado mis cosas, tuve que pedir ropa a un muchacho que estaba promocionando tarjeta naranja; como olvidé mi ropa, me puse la de él y así empecé a caminar por centro. Caminando y caminando encontré un payaso, uno de los tantos que hay en la peatonal Córdoba, nos empezamos a pelear, pero en ese momento recordé que había olvidado las ganas que tenía de tomar un helado de chocolate. Entré en la primer heladería que vi, cuando terminé fui a mi casa, vestido de payaso y no recuerdo bien como llegué.

Autora: Eliana A



Salí a andar en moto, me fui a tomar algo a un bar. Pedí un café, me cambié de mesa y me trajeron una coca; me senté en otra mesa –quien sabe como di tantas vueltas- y mi café estaba en otra mesa; me acerqué a una mesa y allí había un plato de papas fritas, seguí caminando de mesa en mesa. Tomé la coca, el café, comí las papas y conocí a un chico. El me invitó al cine, fuimos juntos.

Era hora de tomar el colectivo y cuando estaba sentada cómodamente, me di cuenta que había olvidado la moto y el chico. Bajé, fui al cine porque me olvidé de la película, la vi, volví frente al bar a buscar la moto y me volví en el colectivo. ¿Y porqué le estoy contando esta historia? ¿Dónde estábamos?

Autora: Mónica A




Para ganar tiempo me ocuparé en otra cosa, como por ejemplo en buscar mi casa, que no recuerdo donde queda. Sólo se que es de un color celeste, con la puerta blanca. Di vueltas y vueltas buscándola hasta que un vecino que me había visto merodeando por el lugar se detuvo y me dijo: “¿qué hacés mirando tan fijamente el frente de tu casa?

Autora: Cristina L

viernes, 25 de junio de 2010

Taller de escritura


Narrá que pasó en el asado, utilizando los recursos de exageración y de repetición. Recordá que el texto debe resultar humorístico.

Es tu tiempo ahora...
El momento de poner en práctica lo que hemos hablado, compartido, debatido...
¿Cuál estrategia vas a poner en funcionamiento?...
Sólo tenés que empezar...



Ilustraciones: Elaboración propia a partir de plantillas de Adobe Illustrator.


Taller de Escritura: Del chiste al cuento

Escritura de textos humorísticos: del chiste al cuento

Desde la lectura de los chistes de Fontanorrosa, tené en cuenta los diálogos entre los personajes para continuar la historia en forma de relato; desarrollá un marco y nuevas acciones, elegiendo un tono humorístico. Pensá en algunos procedimientos propios del género para incorporarlo a la escritura, tales como el empleo de contradicciones: jugar con lo improbable, lo ilógico, deviar el tema.

Ilustraciones: http://www.negrofontanarrosa.com/main.htm

Te proponemos... Taller de escritura


Repasá las estrategias humorísticas que pueden presentarse en los textos literarios "Historia de varias veces muertos" y los cuentos breves de Abrose Bierce. Explicá en qué consiste cada una.


Identificá la estrategia en el texto y transcribí el ejemplo.
  • La exageración. Ej:
  • La inversión de papeles. Ej:
  • Lo mecánico. Ej.
  • La ironía. Ej:
  • El esquema de combinación. Ej:
  • La transformación de una persona en una cosa. Ej.
  • La repetición. Ej.




Realizá una posible traducción del cuento “La inmiscusión terrupta“, de Julio Cortázar. 

La inmiscusión terrupta
Como no le melga nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí nomás le flamenca la cara de un rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y de vuelta le arremulga tal acario en pleno tripolio que se lo ladea hasta el copo.
– ¡Asquerosa! – brama la señora Fifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de satén rosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivorearle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por un momento horadra el raire con sus abrocojantes bocinomias. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolamas a media resma y cuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgandose de ida y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las gladiofantas.
– ¡Payahás, payahás! – crona el elegantiorum, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No ha terminado de halar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las nalcunias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolanas que para qué.
– ¿Te das cuenta? – sinterrunge la señora Fifa.
– ¡El muy cornaputo! – vociflama la Tota.
Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no se hubieran estado polichantando más de cuatro cafotos en plena tetamancia; son así las tofitas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porque te desmunen el persiglotio y se quedan tan plopas.
(La inmiscusión terrupta , de Julio Cortázar, en “Ultimo round“)



  •   Leé “ Por escrito gallina una“, de Julio Cortázar. Escribí un texto breve con frases cortas ordenándolo sintácticamente.

Por escrito gallina una
“Con lo que pasa es nosotras exaltante. Rápidamente del posesionadas mundo estamos hurra. Era un inofensivo aparentemente cohete lanzado Cañaveral americanos Cabo por los desde. Razones se desconocidas por órbita de la desvió, y probablemente algo al rozar invisible la tierra devolvió a. Cresta nos cayó en la paf, y mutación golpe entramos de. Rápidamente la multiplicar aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la somos de historia, química menos un poco, desastre ahora hasta deportes, no importa pero: de será gallinas cosmos el, carajo qué“.

(“Por escrito gallina una“, de Julio Cortázar , en “La vuelta al día en ochenta mundos“)






Algunas posibles traducciones


La inmiscusión terrupta
Como a la señora no hay nadie que la contradiga, Fifi se acerca a la Tota y ahí no más le dan vuelta la cara de un rotundo cachetazo. Pero la Tota no es tonta y se lo devuelve de tal manera que se le da vuelta hasta el cocó.
-   ¡Paz, Paz!, pide el elegante del barrio, sugiriendo que dejen de pegarse. No terminó de hablar cuando ya le están agarrándole el pelo y dándole cachetadas, y él gritándoles que paren.
-    ¿Te das cuenta? interrumpe la señora Fifa.
-     El muy entrometido.
En ese momento se reconcilian y hablan como si no se hubiesen pegado más de cuatro cachetadas en plena calle; son así las cosas, a estas señoras es mejor no interrumpirlas ahora y que se queden tranquilas.
Mónica A

Escrito por una gallina
Lo que pasa entre nosotras es exaltante. Rápidamente todas en su posición estamos gritando hurra! Era un inofensivo cohete lanzado por  americanos desde Cabo Cañaveral. Las razones se desconocían, pero había algo en la órbita y se desvió, probablemente algo al rozar y cayó en la tierra, específicamente en un gallinero y la mutación empezó de golpe. Rápidamente las gallinas empezamos a multiplicar, aprendimos las tablas, nos volvimos muy dotadas para la historia y la literatura. En química un poco menos, todo un desastre hasta ahora en el deporte. No importa ahora somos gallinas mutadas ¡carajo!
Mónica A

Escrito por una gallina
Es exaltante lo que pasa con nosotras, ¡hurra! Rápidamente del mundo estamos posesionadas, aparentemente era un inofensivo cohete lanzado por los americanos desde Cabo Cañaveral, por razones desconocidas se desvió de la órbita y probablemente al rozar algo invisible lo devolvió a la tierra. ¡Paf! en la cresta nos cayó y de golpe entramos en mutación. Estamos aprendiendo la tabla de multiplicar, rápidamente nos volvimos muy dotadas en historia y literatura, un poco menos en química, que desastre ¡carajo! hasta ahora en los deportes. Ni importa, pero el cosmos será de las gallinas.
Cristina y Bernabé

La inmiscusión terrupta

La señor Fifa se acerca a la Tota y le pega una bofetada, pero la Tota no es tonta y ahí no más le devuelve una cachetada.
- ¡Asquerosa! Insinúa la señora Fifa.
- ¡No peleen, no peleen! dijo un señor muy elegante que pasaba por allí, se acercó  sugiriéndoles a  las elefantas,  perno no habiendo terminado de hablar cuando ya están de nuevo peleando las colosas, dándole en el riso niño, de arriba, el sueño del medio y un miércoles ¡para qué!
-¿Te das cuenta? susurra la señora Fifa.
-¡ El muy inoportuno! dice la Tota.
Ahí no más se reconcilian como si no hubiera pasado nada, como si los cuatros bofetazos no fueran nada. Así son las dos, Fifa y Tota, es mejor no interrumpirlas porque sino te desarman y se quedan muy tranquilas.
Damaris Acosta


La inmiscusión terrupta
Como no le gusta nada que la contradiga, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí no más, le da vuelta la cara de un cachetazo. Pero la Tota no se queda con la bronca y se la devuelve de tal manera que le desacomoda el pelo.
Ahí no más se acerca el vecino del barrio y le dice:
-       ¡Haya Paz, Haya Paz!  Y por querer calmar a la situación, las dos señoras le empiezan a pegar.
-       ¿Te das cuenta? dice la señora Fifa.
-       El muy desgraciado se metió con nosotras, responde Tota.
Sin demasiadas vueltas, se arreglan, dejan de pelear y se abrazan. Después de tantos gritos y cachetadas que se dieron. Son así las señoras del barrio, se pelean dos minutos y después se abrazan.
Daiana García
Escrito por una gallina
Lo que pasa con nosotras es exaltante ¡Hurra! Del mundo estamos rápidamente posesionadas. Era un inofensivo cohete lanzado por americanos desde Cabo Cañaveral. Las razones son desconocidas y por la órbita se desvió, probablemente algo invisible lo devolvió a la tierra. ¡Paf! nos cayó en la cresta y entramos de golpe en mutación. Rápidamente estamos aprendiendo la tabla de multiplicar, somos muy dotadas para la historia y la literatura, poco menos en química y un desastre hasta ahora en los deportes. No importa, pero el cosmos será de las gallinas, ¡qué carajo!
Daiana García

Mi versión


La discusión interrumpida

Como no le gusta nada que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí no más le vuela la tirante cara de un solo golpe. Pero la Tota no se achica y le remata con un juego de visteador criollo que le anestesia hasta el jopo.
-¡Asquerosa!, brama la señora Fifa, tratanto de acomodarse el despuntado sombrero satén rosa. Revoleando una derecha bien guapa para condimentar la pelea, consigue maniobrarle un feroz puño a la Tota, que se desparrama diagonalmente y por un momento, cansada, se retira al rincón, su cuadrante. Por segunda vez se le arrima como un púgil; amaga tirarle las mechas, pero nadie la ha movido del cuadrante a la Tota. Sin tener más que agacharse ante su contrincante y no más, se desplaza la señora Fifa, acortando la distancia, de combinaciones media certeras y uppercut de derecha, que no dan tiempo al refugio, y en eso están, jugándoselas de ida y de vuelta, cuando se ve venir al doctor Feta que se inmiscuye ingenuo entre las amazonas.

¡Basta ya! ¡Haya paz! clama el elegantísimo, sujetando las desmechadas trenzas. No ha terminado de hablar, cuando ya le están aplicando gancho, dos laterales ascendente y vertical, salto de arriba, puño al centro y dos ataque más que ¡para qué!
-¿Te das cuenta? se interroga la señora Fifa
-¡El muy caradura! vocifera la Tota

Ahí nomás se reconcilian y fraternizan como si no se hubieran estado riñendo más de cuatro minutos en plena calle; son así de ruidosas las vecinas; mejor es no molestarlas porque te desarman el comedero y se quedan tan piolas.

Prof. Mirian V




 
 
 

    Seguir el texto

    Leé los siguientes fragmentos: “El accidente de Recienvenido” y “El bastón de Recienvenido”, de Macedonio Fernández. Luego continuá la historia utilizando distintas estrategias humorísticas.


    El accidente de Recienvenido”,

    de Macedonio Fernández


    Me di contra la vereda.

    ¿En defensa propia? indagó el agente.

    No, en ofensa propia: yo mismo me he descargado la vereda en la frente.

    La comisa de la vereda apuntó un reportero le cayó sobre el rostro a nivel de la tercera circunvolución izquierda, asiento de la palabra...

    Y del periodismo insinuó el accidentado.

    Que ha recobrado en este momento. Y sigue redactando el periodista: El artesonado de la acera...

    No se culpe a nadie, propongo... No, eso es para suicidarse.

    De mi pronta mejoría, quería decir. Ruego al señor reportero que figure algo en la noticia de "decúbito dorsal".

    No hay necesidad: los operarios tipógrafos lo ponen siempre. O si no, ponen: "base del cráneo".

    ¿Se me dirá si me puedo levantar sin deslucir la noticia de un suicidio?

    ¿Iban mal sus negocios?

    Nada de eso: la única dificultad ha sido el cordón de la vereda. ¿Puedo anotar oposición de familia a su noviazgo?

    Otro insiste en que había mediado agresión y le ruega aclare si se interponía "un viejo resentimiento".
    Alguien, un desconocido desde mucho tiempo atrás para usted, avanzó resueltamente y desenfundando un cordón de la vereda ColtBrowing se lo disparó.

    En fin, Recienvenido empieza a sulfurarse y los increpa:

    ¡Yo estaba aquí antes que ustedes y mis informes son más anticipados! Voy a darles un resumen publicable:

    "Yo caí. Fui derribado por el golpe de la orilla de la vereda; sin embargo, no necesitaba ya serlo, pues mi cabeza salió a recibir el golpe yéndose al suelo. Caí; fue en ese momento que me encontré en el suelo. Ninguna persona había”.

    ¡Estaba yo! Y yo.

    Y yo, dicen los reporteros. (…)





    “El bastón de Recienvenido”
    de Macedonio Fernández

    Desde que dejé olvidado mi perro, colgado
    de una percha del vestíbulo o metido en el paragüero de una casa que visitaba, decidí reemplazarlo por una ornato-compañía más inseparable, pues personas de mucho éxito en la retención de sus varitas garantíanme no recordar caso alguno de olvidado bastón, aparte de otros inconvenientes que no se promueven entre bastones en los vestíbulos y sí entre perros.
    Tan positivos aserto me extrañaba. Simplifiqué rápidamente la situación mental para llegar a la verdad: olvidado de comprar bastón, olvidado de este mismo bastón y olvidado de haberlo olvidado, porque la memoria de olvidar no hace distingos y el que olvida un bastón sería contradictorio que recordara haberlo olvidado y haberlo poseído.
    Supongamos que yo (adoptemos la hipótesis en primera persona) he perdido un bastón. Si usted por ejemplo (adopte usted la hipótesis: es justo que usted también sea obsequiado con supuestos) presumimos que es mezclado con el pavimento que le he brindado. Mientras espero que se la pruebe, lector, para ganar tiempo me ocuparé otra cosa por ejemplo de…
    (…)